Mucho ha llovido desde los fracasos de las primeras gafas que se dieron una considerable torta comercial. Pero el panorama ha cambiado desde 2013. Ese fue el año en que un proyecto de Kickstarter, Oculus Rift, amasó una considerable cifra —algo menos de dos millones y medio de dólares— y puso en el disparadero la tecnología.
Han pasado ya más de dos años y las Oculus Rift todavía no se han comercializado. Y frente a lo que podría ser una gigantesca cortina de humo se alza una certeza: los grandes actores del videojuego, y de otros sectores, se han subido al carro. Sony prepara PlayStation VR para PS4, Valve tiene un acuerdo con HTC para lanzar Vive y Facebook adquirió Oculus VR en marzo de 2014.
"Fue como ir a Disneyland por primera vez". La frase es de Cliff Bleszinski, creador de Gears of War, y resume el sentir de buena parte de la industria. Que no te engañen las gafas aparecidas hasta la fecha —las Samsung Gear VR son el único exponente que ofrece unas ciertas garantías—, lo que viene en los próximos meses promete inmersión en entornos virtuales y una revolución que no se quedará sólo en el videojuego ya que pretende extenderse al cine.
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